Ojalá empiece con un poema. Después un libro, y otro, y cuatro más y un pensador. Y que le nazca de repente una picazón en los pliegues más polvorientos de su cerebro. Que escriba un manifiesto sobre la tiranía de la distancia, y salga la gente con bombos, canciones y pancartas a despotricar en contra de los teléfonos, los pasajes de regreso y otras soluciones ilusorias.
Sería genial que lo imposible no rebalse sobre sus voces ni apague su chispa. O mejor todavía, que ningún puñado de alpiste soborne a la imaginación para evitar que abra las alas y vuele hasta el límite. Que haya ebullición en el mínimo capricho.
Y ojalá que en medio de esa voltereta de noticias, se despierte cruzado un extremista contra la lejanía y, como primer paso de su revolución, haga estallar las ruedas de todos los taxis del mundo en una noche como hoy, justo antes de que tengas que irte a dormir a tu casa.
imagen robada de http://tipika.blogspot.com/
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