Sobre el manto de hierba fresca que cubre la sepultura del corsario Steam creció un No me olvides. A veces, desde las apacibles ramas de la arboleda, desciende una abeja para robar el polen, rascando los pistilos con sus patitas, saboreando el néctar. Cuando termina, después de frotarse las antenas se aleja en vuelo sinuoso, ebria hasta las rayas.
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