Sunday, November 16, 2008

Retazos


Serenata del nunca más


Es miércoles por la noche, y afuera la lluvia golpea el vidrio de la ventana. En el perchero junto a la puerta cuelga un piloto húmedo y frío. Siempre que llueve, John Holmes se apoltrona en su sillón de terciopelo de cara a la chimenea y enciende su pipa. Sobre la mesita hay un vaso de whiskey y un revólver que todavía desprende humo de su barril.

Fue un caso difícil. Como buen detective, está acostumbrado a correr por los caminos del laberinto de la lógica. Son pasillos mezquinos y solitarios. Sus esquinas son nocturnas, las mujeres nunca pasan por donde esperabas y algunas de sus puertas ceden a la voluntad del capricho.

Pero John Holmes… oh, John. Estás acostumbrado a lo indomable de la verdad. Siempre se amansa cuando ya es tarde para frenar las balas. Y éstos fueron dos tiros certeros.

Durante días formulaste tus hipótesis deductivas. Saltando por las ventanas, leyendo diarios, viendo esos labios rojos hablar bajo el sombrero como en un sueño. Viéndola apagar su cigarrillo con delicadeza. Pero tú nunca dejas de atar cabos, John. Nunca los engranajes de tu mente paran de girar.

Y es que tenías razón. La explicación te llegó como en una posdata al final de una carta, justo después de los dos puntos:

¡BANG, BANG!


No hay nada que hacer, ella sabía en lo que se metía. Las mujeres siempre saben. Sólo que a veces sueñan de más. Tal vez imaginó que tu soledad podía ser doblegada. Tal vez esta noche sueñes que estabas equivocado, y bajo la sábana desciendan sus caricias desde lo alto de un recuerdo imposible.

Oh, John. Tal vez sea hora de cambiar de vida. Tal vez las páginas de la historia de mañana olviden todo esto y sólo hablen de tu nueva profesión.

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